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Hoy hablamos de la necesidad de reconocimiento, un tema complejo que afecta a distintos aspectos de nuestras vidas. La necesidad de reconocimiento se manifiesta de muchas formas: puede ser un reconocimiento económico, emocional o de otro tipo. Esta necesidad está profundamente ligada al deseo de ser amado y aceptado. Lo que ocurre es que a menudo estamos condicionados por sentimientos de inadecuación, devaluación o injusticia, que nos impiden disfrutar plenamente del reconocimiento que recibimos y nos hacen temer la decepción.
He tenido la oportunidad de hablar con personas que tienen éxito en el trabajo, pero que sin embargo albergan un sentimiento de inadecuación o desvalorización. Esto demuestra lo extendida que está la cuestión del mérito y la injusticia en nuestra sociedad.
Anhelamos el reconocimiento, pero a menudo tenemos miedo o vergüenza de recibirlo. Nos encontramos en un limbo entre el deseo de ser reconocidos y el miedo a defraudar las expectativas de los demás o a perderlo.
La clave para superar este círculo vicioso es reconocer los sentimientos que nos habitan y comprender qué heridas emocionales los alimentan. Es importante liberarnos de estos sentimientos de inadecuación, devaluación e injusticia para poder vivir plenamente sin el miedo constante a decepcionar a los demás o a perder nuestro valor.
Vivir de acuerdo con la propia naturaleza significa aceptarse y respetarse a uno mismo por lo que realmente es, sin buscar el reconocimiento constante de los demás. Es un proceso de liberación que nos permite aportar al mundo nuestra singularidad y autenticidad.
Un ejercicio útil es tomar conciencia de las etiquetas que nos hemos autoimpuesto o que nos han atribuido, y luego reconsiderarlas sin juzgarlas y comprender qué características reflejan verdaderamente nuestra naturaleza.
Si decido trabajar sobre la herida, dejo de alimentar al ego y paso de un estado de dependencia a un estado de amor incondicional hacia mí mismo.
Pasea por la naturaleza y observa:
¡nada en la naturaleza pide ser otra cosa que lo que es!
Y si conseguimos vivir en esta tierra, es sólo porque la naturaleza funciona: nos proporciona oxígeno, nos da agua, nos alimenta constantemente. Es innegable e incuestionable que se trata de un sistema que funciona.
El pino hace al pino, el roble hace al roble, la zanahoria hace a la zanahoria. Manteniendo y respetando nuestra propia naturaleza, mediante el intercambio con el mundo exterior, contribuimos a nuestra supervivencia y a la formación de un yo superior.
Al final, todos aspiramos a ser quienes somos y, en cambio, nos adaptamos a una idea de nosotros mismos que creemos que los demás aceptarán. Esto no tiene sentido. Es hora de quitarnos las máscaras.
Cuanto más me respeto, cuanto más conozco y acepto mi naturaleza, más la respeto. Cuanto menos necesite que la gente me reconozca, que me valore con máscaras. Es hora de dejar de crear y alimentar relaciones dependientes que, en el mejor de los casos, pueden darme migajas de amor condicional. Estamos aquí para mucho más.
A todos aquellos con un sentimiento de inadecuación, de no ser suficiente, de no merecer, de devaluación: es hora de trabajar en ello, liberar estas dinámicas saboteadoras y traer tu maravilla al mundo, con autenticidad y singularidad.